Desde hace tres semanas, se vienen desarrollando en Croacia importantes manifestaciones contra el gobierno de la primera ministra Jadranka Kosor. En los últimos días éstas fueron casi diarias y reunieron varios miles de personas. La última marcha (martes 15/3) reunió a más de 3 mil personas en Zagreb y en la más importante, el martes 8/3, fueron más de 10 mil personas las que desfilaron en las calles de la capital croata.
La principal reivindicación de los manifestantes es la renuncia de la primera ministra J. Kosor y de su gobierno que consideran corrupto e incapaz de ofrecer una solución a los problemas profundos de la sociedad. En efecto, Croacia, duramente golpeada por la crisis económica internacional, conoció un fuerte aumento del desempleo, que hoy en día es de 18% (8% en 2008), y una importante caída del PBI (-5,8% en 2009). A esta situación se suma la exasperación ante los constantes escándalos de corrupción en los que están envueltos varios dirigentes de la Unión Democrática Croata (HDZ), partido de Kosor quien en 2009 reemplazó a Ivo Sander, que fue detenido en Austria cuando intentaba huir del país por varios casos de corrupción y abuso de poder.
Pero los manifestantes no solo cantan consignas y queman banderas de la HDZ, sino que también lo hacen contra el Partido Social Demócrata (PSD), principal partido de oposición, contra los medios de comunicación, contra la Unión Europea (UE) y contra los sindicatos. Justamente las direcciones sindicales, que hasta el momento no movieron ni un dedo temiendo que las manifestaciones tomaran una dimensión más importante, ahora “amenazan” al gobierno con convocar una “manifestación masiva”… ¡para fines de marzo o principios de abril! Esta “amenaza”, que de todos modos por el momento no excede el ámbito verbal, llega demasiado tarde, es por eso que los manifestantes en sus consignas los denuncian como “traidores” y “vendidos al gobierno”.
El movimiento ganó mucha popularidad entre la población y está degradando aun más la imagen del gobierno: según una encuesta, 70% de la población apoya las movilizaciones, de los cuales un tercio dice estar listo a sumarse a una futura movilización; según otro sondeo, si las elecciones fueran hoy el HDZ solo obtendría 6,6% de los votos (el PSD 30% y 42% no sabría a quién votar).
Un movimiento políticamente heterogéneo
El actual movimiento en Croacia, en el que participan jóvenes, trabajadores, veteranos de guerra, la clase media empobrecida de las ciudades, etc., agrupa a varias sensibilidades y tendencias políticas. Por un lado encontramos a los que se basan principalmente en una exigencia de “elecciones ya”, lo que de hecho significa llamar a un gobierno de recambio dirigido por el PSD. Luego, se encuentran las tendencias nacionalistas alineadas detrás de un sector de los ex combatientes de la guerra de 1990-1996. Éstos, escondidos detrás de una campaña “contra la persecución de los veteranos de guerra” (campaña que no diferencia la real persecución por parte de las autoridades serbias del castigo a los verdaderos criminales de guerra croatas), promueven un discurso racista anti-serbio además de rehabilitar símbolos de los ustachis, movimiento fascista croata durante la Segunda Guerra mundial. Este grupo también se opone a la adhesión de Croacia a la UE, con la cual Croacia se encuentra en las últimas negociaciones.
Por último tenemos a un sector compuesto mayoritariamente por jóvenes que tiene un discurso más “anticapitalista” que denuncia las privatizaciones (en una gran bandera se podía leer “contra las privatizaciones, el capitalismo y la UE”), el desempleo (en otra bandera estaba escrito “330.000 desempleados: capitalismo, no gracias”) y a la UE considerada como cómplice de la desindustrialización del país.
Es sin dudas siguiendo esa línea de denuncia de los efectos de la crisis económica internacional pero también del impacto de la restauración capitalista a partir de mediados de los años 90 que la manifestación del 8/3, que coincidía con el Día Internacional de la Mujer, se dirigió hacia la simbólica empresa textil Kamensko (empresa privatizada que hoy en día se encuentra en pleno proceso de liquidación) para aportar el apoyo a las obreras en huelga de hambre contra el cierre. Éstas luego encabezaron la marcha de más de 10 mil personas. Lamentablemente, por la política criminal de la burocracia sindical, hasta el momento estos ejemplos de unidad obrero-popular son bastante marginales, casi inexistentes.
Apagar el incendio rápidamente en una región sensible
Tanto las autoridades locales como las de la UE intentan calmar la situación con promesas y amenazas que no parecen tener ningún impacto sobre los manifestantes. Ambos advierten que un cambio brusco de gobierno, y hasta simples elecciones anticipadas, “podrían poner en peligro las negociaciones de adhesión de Croacia a la UE”. El gobierno por su parte, pasó de una actitud represiva dispersando por la fuerza las primeras protestas, a una actitud más cautelosa , prometiendo incluso posibles elecciones anticipadas después de las discusiones con la UE en julio, ante la intensificación de las protestas y el inicio de un conflicto con agricultores que bloquearon rutas importantes con sus tractores en el Este del país.
Es que la profundización de este conflicto y su extensión a otros países de la región que conocen serias dificultades económicas sería un elemento altamente desestabilizador en el patio trasero de la UE, sobre todo cuando en la otra orilla del Mediterráneo la movilización de las masas le está provocando graves dolores de cabeza al imperialismo.
La principal reivindicación de los manifestantes es la renuncia de la primera ministra J. Kosor y de su gobierno que consideran corrupto e incapaz de ofrecer una solución a los problemas profundos de la sociedad. En efecto, Croacia, duramente golpeada por la crisis económica internacional, conoció un fuerte aumento del desempleo, que hoy en día es de 18% (8% en 2008), y una importante caída del PBI (-5,8% en 2009). A esta situación se suma la exasperación ante los constantes escándalos de corrupción en los que están envueltos varios dirigentes de la Unión Democrática Croata (HDZ), partido de Kosor quien en 2009 reemplazó a Ivo Sander, que fue detenido en Austria cuando intentaba huir del país por varios casos de corrupción y abuso de poder.
Pero los manifestantes no solo cantan consignas y queman banderas de la HDZ, sino que también lo hacen contra el Partido Social Demócrata (PSD), principal partido de oposición, contra los medios de comunicación, contra la Unión Europea (UE) y contra los sindicatos. Justamente las direcciones sindicales, que hasta el momento no movieron ni un dedo temiendo que las manifestaciones tomaran una dimensión más importante, ahora “amenazan” al gobierno con convocar una “manifestación masiva”… ¡para fines de marzo o principios de abril! Esta “amenaza”, que de todos modos por el momento no excede el ámbito verbal, llega demasiado tarde, es por eso que los manifestantes en sus consignas los denuncian como “traidores” y “vendidos al gobierno”.
El movimiento ganó mucha popularidad entre la población y está degradando aun más la imagen del gobierno: según una encuesta, 70% de la población apoya las movilizaciones, de los cuales un tercio dice estar listo a sumarse a una futura movilización; según otro sondeo, si las elecciones fueran hoy el HDZ solo obtendría 6,6% de los votos (el PSD 30% y 42% no sabría a quién votar).
Un movimiento políticamente heterogéneo
El actual movimiento en Croacia, en el que participan jóvenes, trabajadores, veteranos de guerra, la clase media empobrecida de las ciudades, etc., agrupa a varias sensibilidades y tendencias políticas. Por un lado encontramos a los que se basan principalmente en una exigencia de “elecciones ya”, lo que de hecho significa llamar a un gobierno de recambio dirigido por el PSD. Luego, se encuentran las tendencias nacionalistas alineadas detrás de un sector de los ex combatientes de la guerra de 1990-1996. Éstos, escondidos detrás de una campaña “contra la persecución de los veteranos de guerra” (campaña que no diferencia la real persecución por parte de las autoridades serbias del castigo a los verdaderos criminales de guerra croatas), promueven un discurso racista anti-serbio además de rehabilitar símbolos de los ustachis, movimiento fascista croata durante la Segunda Guerra mundial. Este grupo también se opone a la adhesión de Croacia a la UE, con la cual Croacia se encuentra en las últimas negociaciones.
Por último tenemos a un sector compuesto mayoritariamente por jóvenes que tiene un discurso más “anticapitalista” que denuncia las privatizaciones (en una gran bandera se podía leer “contra las privatizaciones, el capitalismo y la UE”), el desempleo (en otra bandera estaba escrito “330.000 desempleados: capitalismo, no gracias”) y a la UE considerada como cómplice de la desindustrialización del país.
Es sin dudas siguiendo esa línea de denuncia de los efectos de la crisis económica internacional pero también del impacto de la restauración capitalista a partir de mediados de los años 90 que la manifestación del 8/3, que coincidía con el Día Internacional de la Mujer, se dirigió hacia la simbólica empresa textil Kamensko (empresa privatizada que hoy en día se encuentra en pleno proceso de liquidación) para aportar el apoyo a las obreras en huelga de hambre contra el cierre. Éstas luego encabezaron la marcha de más de 10 mil personas. Lamentablemente, por la política criminal de la burocracia sindical, hasta el momento estos ejemplos de unidad obrero-popular son bastante marginales, casi inexistentes.
Apagar el incendio rápidamente en una región sensible
Tanto las autoridades locales como las de la UE intentan calmar la situación con promesas y amenazas que no parecen tener ningún impacto sobre los manifestantes. Ambos advierten que un cambio brusco de gobierno, y hasta simples elecciones anticipadas, “podrían poner en peligro las negociaciones de adhesión de Croacia a la UE”. El gobierno por su parte, pasó de una actitud represiva dispersando por la fuerza las primeras protestas, a una actitud más cautelosa , prometiendo incluso posibles elecciones anticipadas después de las discusiones con la UE en julio, ante la intensificación de las protestas y el inicio de un conflicto con agricultores que bloquearon rutas importantes con sus tractores en el Este del país.
Es que la profundización de este conflicto y su extensión a otros países de la región que conocen serias dificultades económicas sería un elemento altamente desestabilizador en el patio trasero de la UE, sobre todo cuando en la otra orilla del Mediterráneo la movilización de las masas le está provocando graves dolores de cabeza al imperialismo.
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