Este dibujo es un homenaje a los cientos de inmigrantes muertos cada año ahogados en las aguas del Mar Mediterráneo intentando llegar a las costas europeas. Al imperialismo no le basta con espoliar los recursos naturales, sobreexplotar a los trabajadores y expropiar a los campesinos de sus semi-colonias de la periferia capitalista; no le basta con condenar a la miseria absoluta a millones de personas a través del mundo, a sangre y fuego si fuere necesario… Con sus reaccionarias fronteras custodiadas por feroces, pero bien domesticados, pichichos embotados, empujan a cientos de personas cada año a arriesgar sus vidas para alcanzar lo que ellos ven como la única alternativa para salir de la áspera y cruda miseria. Así, la política saqueadora del imperialismo en las naciones oprimidas encuentra su corolario en la política que consiste en transformar a los Estados imperialistas en fortalezas infranqueables para los explotados del mundo semi-colonial.
Así, en el ángulo derecho superior tenemos simbolizado el continente europeo delimitado por una frontera de sangre custodiada por las botas de feroces y despreciables gurda-fronteras; en el centro del continente hay un tesoro del cual chorrea sangre aun fresca…
En la otra parte de la pintura tenemos el mar. Las siluetas y la cabeza a doble faz con la boca abierta tragando agua representan a las personas que perdieron sus vidas ahogadas intentando atravesar el Mediterráneo.
¡Abajo el imperialismo!
¡Abajo la Europa fortaleza!
¡Abajo las reaccionarias fronteras!
¡Libre circulación para todo el mundo en todo el mundo!
¡Viva el internacionalismo proletario!
¡Viva la revolución socialista!
¡Abajo la Europa fortaleza!
¡Abajo las reaccionarias fronteras!
¡Libre circulación para todo el mundo en todo el mundo!
¡Viva el internacionalismo proletario!
¡Viva la revolución socialista!
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