12.5.17

São Paulo – Defensa y Justicia: el potrero hizo historia en el Morumbí


Que no sirve para nada pellizcarse, no es un sueño: el humilde Defensa y Justicia eliminó a uno de los grandes del fútbol mundial, tantas veces campeón, el São Paulo. Y en el histórico Morumbí.

Philippe Alcoy

No es un sueño pero sí lo es. Ya era histórico: ¿Defensa y Justicia contra el São Paulo? ¡Sólo en los videojuegos de fútbol, truqueados, en la Play! Pero no. Es por eso que el partido ya era histórico en sí, independientemente del resultado.

Para los hinchas del Halcón de Varela jugar contra un grande mundial en una competencia internacional era algo impensable hace sólo unos años. ¿Qué decir años? ¡Meses! Y no sólo se jugó contra un grande. No solo se jugó en una cancha histórica. Defensa y Justicia eliminó al São Paulo en su propia casa.

Ese mismo club que, dirigido por Telé Santana, al principio de los años 1990 literalmente ganó todo con jugadores excepcionales como Cafú, Raí, Toninho Cerezo, entre tantos otros.

Defensa y Justicia, ese club humilde de Florencio Varela, una de las ciudades más pobres del conurbano bonaerense, jugaba su primer partido internacional. ¡Y qué debut! No podía ser más complicado. Pero no podía ser más glorioso tampoco.

Enfrente un club millonario, con jugadores de nivel internacional, de mucha calidad. El Halcón de Varela iba con un grupo de “célebres desconocidos” – salvo Jonás Gutiérrez tal vez. Es que Defensa y Justicia es un “célebre desconocido” (o en todo caso lo era). Y no sólo a nivel internacional. Hasta el 2014 y el ascenso histórico a Primera, pocos sabían decir en qué división del ascenso jugaba el Halcón.

Pero este equipo lo logró. Con un partidazo de Jonás Gutiérrez. Un partidazo colectivo. Ante un São Paulo desdibujado pero temible. Y todo empezó bien complicado. Menos de 30 segundos y al equipo brasileño le anulan un gol. Aviso. A los cinco minutos iba a llegar el gol, el golazo. Zapatazo impresionante e inatajable de Thiago Mendez. En el ángulo. “Pan comido” parecían decir todos.

Pero nada. El Halcón fue y lo empató muy rápido. Cinco minutos después. El “tricolor” no tuvo tiempo ni de agrandarse. Jugadón de Jonás Gutiérrez que luego de un rebote desborda por izquierda, manda el centro que Andrés Ríos, solo, no puede controlar pero que Gonzalo Castellani manda a guardar con un bombazo. Gol de Defensa y Justicia. Silencio en el Morumbí. Delirio de los más de 1500 hinchas varelenses en las tribunas que saben que con ese gol el equipo pasa.

El partido sigue, trabado, con llegadas, para un lado como para el otro. Con mucho sufrimiento, para los hinchas del Halcón, que ven al local venirse cada vez más. Pero para Defensa sufriendo tiene que ser. ¡Final! 1 a 1 y como habían empatado 0 a 0 en Argentina, se clasifica Defensa, por el gol de visitante. Explosión de los hinchas, de los jugadores. ¡Histórico! ¡El potrero hizo la hazaña en el Morumbí! ¡Defensa es internacional! Surrealista.

Y qué momento surrealista efectivamente escuchar a los comentaristas brasileños decir que el árbitro no sería “imparcial”. Claro, estaba favoreciendo a Defensa y Justicia, en el Morumbí, contra el São Paulo. Patético.

Pero en esta alegría, internacional, enorme, uno no se olvida que Defensa también es “un equipo de ascenso” porque, no hay ninguna vergüenza en decirlo, es ahí en donde jugó la mayor parte de su existencia deportiva desde 1978. Y qué orgullo y qué alegría para la hinchada varelense, en la época, haber jugado con River, con Independiente e incluso con Rosario Central cuando descendieron a la B.

Hoy el Halcón juega en primera luego del inolvidable ascenso a la Primera en 2014 y puede enfrentarse a esos clubes históricos en la máxima categoría del futbol argentino. El enfrentamiento internacional con el São Paulo es la continuación de ese sueño.

El gustito amargo que queda es que en la ida frente a São Paulo, Defensa y Justicia no pudo jugar en su propia cancha en Florencio Varela, ya que no estaría adaptada para una competencia internacional. Pero al mismo tiempo ¿quién no se acuerda en este momento de los tiempos en que Defensa no jugaba nunca a la noche porque no había luces en el estadio?

Es todo esto que hay que entender de la alegría inmensa de la hinchada varelense. El Halcón de Varela es un club humilde, todo cuesta más. Y humildes son también sus alegrías, aunque grandes. Pero esta vez, frente al São Paulo, la alegría fue totalmente grande. Por donde se lo mire.

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