Philippe Alcoy
Fuente: Izquierda Diario
Más de 50.000 personas colmaron las calles de la capital macedonia, Skopie,
este domingo para exigir la renuncia del gobierno de Nikola Gruevski,
empantanado en un escándalo de escuchas telefónicas ilegales, lo que no es más
que la gota que hizo rebalsar el vaso de un gobierno marcado por la corrupción
y el autoritarismo.
Desde el
5 de mayo se desarrollan movilizaciones cotidianas en Macedonia. Las
primeras manifestaciones estuvieron marcadas por la represión policial. Varias
personas ya fueron arrestadas por manifestar. También, el fin de semana de 9 y
10 de mayo un fuerte enfrentamiento armado entre la policía macedonia y un
supuesto grupo armado de albaneses se produjo en Kumanovo, en el norte del
país. Un evento que cada día que pasa despierta más dudas
sobre una probable manipulación del gobierno.
La manifestación de este domingo fue convocada por la Alianza
Socialdemócrata de Zoran Zaev, partido de oposición. Su objetivo es claro:
obtener la renuncia de Gruevski, la instauración de un gobierno de transición y
el llamado a elecciones anticipadas.
La manifestación fue una clara victoria para los socialdemócratas. Es que
es este partido que reveló el escándalo de las escuchas telefónicas. Sin
embargo, por más que desde el principio intenten controlar el movimiento y
desviarlo hacia sus propios objetivos, no son los socialdemócratas que
convocaron las primeras manifestaciones sino que fueron más bien una reacción
espontanea de la población.
Tampoco se puede decir que ésta confíe plenamente en Zaev: antes de
Gruevski eran los socialdemócratas que estaban en el poder y los que
construyeron un sistema de clientelismo y corrupción en Macedonia.
Hasta el momento lo único que realmente les asegura cierta “legitimidad” es
el hecho de que hay un vasto y heterogéneo frente anti-gubernamental.
Luego de la manifestación más de una centena de carpas fueron instaladas en
frente al palacio de gobierno. Los campantes declaran que se quedarán allí
hasta que el gobierno renuncie.
Todos contra Gruevski y su gobierno
La semana pasada, ante los hechos en Kumanovo, la prensa internacional
comenzó a hablar superficialmente de posible “conflicto étnico” en Macedonia.
Con el correr de los días los rumores se hicieron cada vez mas grandes sobre
una probable manipulación gubernamental de los hechos, sin que nada pueda ser
aun confirmado por el momento.
La “operación antiterrorista” del gobierno fue un desastre. 22 personas perdieron
la vida y los daños materiales para los habitantes fueron inmensos. Si el
objetivo era relegitimar a las fuerzas represivas del estado y calmar la
contestación del gobierno dividiendo a la población macedonia y albanesa, esto
también fue un fracaso.
La primera muestra de ello fue la
renuncia la semana pasada de tres figuras del círculo restricto del primer
ministro: su ministra del interior Gordana Jankuloska, el ministro de
transportes Mile Janakieski y el jefe de los servicios secretos Saso Mijalkov,
primo de Nikola Gruevski. Estas renuncias fueron también un intento de ganar
tiempo y limitar la movilización del domingo.
Sin embargo, la muestra más grande del fracaso de las maniobras del
gobierno fue protagonizada por los manifestantes este domingo. En efecto, una
de las postales de esta multitudinaria movilización fueron los cientos de
banderas de Macedonia, Albania, Serbia, Turquía y del pueblo Rrom que exigían
juntos la renuncia del gobierno.
Y esto no es un dato menor. Mas sabiendo que Macedonia es un país de un
poco más de dos millones de habitantes con una multiplicidad formidable de
nacionalidades, de las cuales los albaneses son la minoría nacional más
importante numéricamente hablando (un cuarto de la población total), y se
encuentra enclavado en una región que conoció históricamente grandes conflictos
armados entre distintos pueblos.
El imperialismo intenta presentarse como
intermediario entre el gobierno y la oposición
En medio de esta situación agitada la UE y los Estados Unidos están
intentando calmar la crisis y encontrar una especie de acuerdo y una eventual
“transición negociada” hacia nuevas elecciones.
La oposición socialdemócrata por más que en sus discursos se dé una
apariencia de “intransigencia” también intenta que el movimiento no se salga de
control y encontrar rápido una salida institucional. Así, este martes se
reunirán en Bruselas miembros del partido de Gruevski, de los socialdemócratas
así como de los dos partidos albaneses, uno de los cuales hace parte de la
coalición gobernante.
De este modo el imperialismo intenta canalizar el odio popular hacia el
apoyo a una de las alternativas burguesas y al mismo tiempo asegurar de alguna
forma la impunidad a los dirigentes actuales frente sus crímenes.
Lamentablemente, ante la falta de alternativas las manifestaciones están
adoptando cada vez más la agenda socialdemócrata. Sin embargo, la situación
está abierta aun. El gobierno convoca una contra-manifestación con sus
simpatizantes y nada asegura que las discusiones con la oposición sean
fructíferas.
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