(Bakir Izetbegović, futuro miembro bosniaco-musulman de la presidencia tripartita)
Philippe Alcoy
Fuente: La Izquierda Diario
La victoria (anunciada) de las formaciones nacionalistas en las elecciones generales y locales en Bosnia-Herzegovina
no debe engañar a nadie. Por más que ésta marque la continuidad en el
poder de los mismos que dirigen el país desde el fin de la guerra en
1995, la realidad está lejos de indicar un “consentimiento popular”
hacia estos partidos. Con una abstención de casi 46% existe una gran
desconfianza hacia una casta política corrupta y desprecio hacia un
régimen político profundamente antidemocrático y clientelista.
El principal vencedor fue el Partido de la Acción Democrática (SDA -
bosniaco-musulmán) fundado por el primer presidente bosnio Alija
Izetbegović. Su hijo, Bakir Izetbegović, será el representante bosniaco
en la presidencia colegial tripartita. El croata Dragan Čović de la
Unión Democrática Croata de Bosnia-Herzegovina (HDZBiH) ocupará el
puesto reservado a los croatas.
En cuanto al representante serbio de la presidencia, en una elección
muy disputada, las últimas estimaciones indican que Mladen Ivanić del
Partido del Progreso Democrático (PDP) llegaría primero frente a Željka
Cvijanović, candidata apoyada por el presidente de la entidad serbia
(Republika Srpska -RS), Milorad Dodik.
Aun se esperan los resultados definitivos de la elección al Parlamento federal, pero serán los mismos partidos que lo dominarán.
En cuanto a la presidencia de la entidad serbia, Milorad Dodik
continuará en el poder mientras que el SDA debería dominar el parlamento
de la Federación croato-musulmana.
Campaña “separatista” en Republika Srpska
El presidente de la RS desde 2006, M. Dodik, basó su poder en una
importante red clientelista. Esto es posible gracias a las amplias
prerrogativas de la entidad serbia. De este modo Dodik logra “comprar la
paz social” ya que “el principal empleador [en RS] es la administración
[pública]. Para conseguir un empleo (…) basta con estar afiliado al
partido. Resultado: la gente teme el más pequeño cambio que podría
fragilizar su ya precaria situación” (Le Courrier des Balkans, 12/10).
Así, el discurso nacionalista de Dodik puede ser entendido por
sectores populares como la “garantía” de la conservación de algunos
beneficios sociales inexistentes en la federación croato-musulmana.
En este sentido, Dodik en los últimos días de la campaña expresó su
voluntad de transformar la entidad serbia en un “Estado” al mismo tiempo
que empujaba a que los dirigentes croatas creasen a su vez una entidad
croata propia (Herzeg-Bosna) y que Bosnia-Herzegovina se convirtiera en
una confederación compuesta por tres entidades (bosniaca, serbia y
croata).
A pesar de ello, esta vez su receta no parece funcionar del todo ya
que la abstención fue enorme (44%) y los resultados están siendo muy
reñidos. Esto se explica porque a pesar del clientelismo, ningún
problema de fondo ha sido resuelto para las clases populares en
Republika Srpska.
La influencia de la geopolítica internacional
Si bien cada vez que se aproximan las elecciones todos los partidos
sacan a relucir sus discursos nacionalistas, este año los mismos tomaban
una significación especial. Tanto por las implicaciones internas como
por el contexto internacional.
En efecto, Dodik reivindica el apoyo del presidente ruso Vladimir
Putin. Si bien es real, éste debe ser relativizado. Putin en sus
fricciones cada vez más fuertes con las potencias imperialistas busca
afianzar aliados en la ex “zona de influencia” de la URSS (Europa
central y del Este). Así, en los últimos días se dio a conocer un
acuerdo económico entre Rusia y Serbia, cuyo gobierno apoyó a la
oposición en RS.
La contradicción es que al no contar con aliados fiables del lado
bosniaco-musulmán, Rusia se ve obligada a apoyar a un Dodik que parece
cada vez más aislado. Además, hay indicios de que Putin presenta el
“modelo bosnio” como una posible “solución” para la crisis en Ucrania.
En ese sentido, un debilitamiento de Dodik le sería problemático.
Frente a Dodik encontramos a una alianza liderada por el Partido
Democrático Serbio (SDS), fundado por el líder nacionalista serbio
acusado de cometer crímenes contra la humanidad durante la guerra en
Bosnia, Radovan Karadžić.
Este partido operó un giro “occidentalista” denunciando el discurso
“demasiado nacionalista” de Dodik y se muestra dispuesto a colaborar con
los partidos bosniacos. Esto le valió el apoyo (financiero) de ONGs
estadounidenses que buscan deshacerse de Dodik para reformar el Estado
bosnio.
Re-centralización y ajustes
Uno de los puntos de divergencia entre partidos nacionalistas
presentados como centrales desde hace varios años es la cuestión de la
reforma del Estado bosnio. Mientras que los nacionalistas croatas y,
sobre todo, serbios defienden una descentralización mayor, el SDA y
otros partidos “republicanos” (no nacionales) defienden la
centralización del Estado.
Estos últimos cuentan con el apoyo del imperialismo norteamericano y
de la UE, así como el del FMI. En efecto, los imperialistas ven en la
estructura de los Acuerdos de Dayton (que ellos mismos elaboraron) un
obstáculo para las “reformas estructurales” de Bosnia-Herzegovina. Es
decir, los planes de ajustes y ataques a los trabajadores y las clases
populares en un país cuyo estado económico es catastrófico.
Esto indica que la convivencia entre los distintos partidos
nacionalistas va a ser muy difícil. La formación misma de un gobierno
aparece como complicada, casi imposible.
Sea cual sea el gobierno que se forme deberá aplicar duras medidas de
austeridad. Lo nuevo es que luego de las manifestaciones masivas de
febrero el riesgo es que los ajustes produzcan una nueva explosión
social, sin excluir tampoco provocaciones nacionalistas de un lado como
del otro.
14/10/2014.
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