16.4.16

Macedonia. Miles en las calles contra la impunidad de una casta política corrupta


Philippe Alcoy

“Estoy convencido de que [esta decisión] es un gran paso hacia la reconciliación”, declaraba cínicamente el martes pasado el presidente macedonio Gjorge Ivanov. Acababa de anunciar un proyecto de amnistía para los políticos investigados por el escándalo de escuchas telefónicas ilegales revelado el año pasado. Inmediatamente, cientos y luego miles de personas tomaron las calles de la capital del país, Skopie. Una nueva provocación por parte de un poder profundamente corrupto y arrogante pero que podría reactivar la movilización de la juventud y de las clases populares.

En efecto, el año pasado en Macedonia se desarrollaron manifestaciones masivas y una fuerte polarización política alrededor de un escándalo de escuchas telefónicas ilegales que habrían sido organizadas por miembros importantes del Estado y del gobierno dirigido en la época por Nikola Gruevski del partido conservador VMRO-DPMNE. Más de 20.000 personas habrían sido puestas bajo escucha: periodistas, militantes y activistas políticos y sindicales, jueces, embajadores extranjeros. Según estas revelaciones divulgadas por Zoran Zaev, jefe del principal partido de oposición, la Alianza Social Demócrata, el partido de Gruevski habría manipulado elecciones, encubierto un asesinato y estaría envuelto en diversos casos de corrupción.

La UE, jugando un rol de “mediadora” en la crisis, había logrado imponer un acuerdo entre los principales partidos políticos del régimen que implicaba, entre otras cosas, nombrar un fiscal especial para que investigara y abriera causas a los eventuales responsables y poner así un término a la crisis.

Sin embargo, el martes pasado el presidente Ivanov, nombrado en su puesto por el VMRO-DPMNE, decidió decretar una amnistía general para todos los políticos investigados o con causas ya abiertas. Por más que esta amnistía favorezca también al presidente de los socialdemócratas, Zoran Zaev, la decisión va a favorecer principalmente a los miembros del partido del ex primer ministro Nikola Gruevski, de los cuales su propio primo, ex jefe de los servicios secretos, y miembros muy cercanos como la ex ministro del interior y el de los transportes.

Por el momento Gruevski declara, con una hipocresía apenas disimulada, su “desacuerdo” con la decisión del presidente, al mismo tiempo que condena las manifestaciones ya que podrían abrir un escenario de tipo “ucraniano” en Macedonia. La oposición socialdemócrata denunció teatralmente un “golpe de Estado” y declara que va a boicotear las elecciones de junio próximo. Los representantes de la UE y de los EEUU no tardaron en denunciar la decisión del presidente Ivanov. En cuanto a los sindicatos, la Confederación de Sindicatos libres de Macedonia se solidarizaron… ¡con la medida del presidente! Sin comentarios.

La respuesta de la calle


La respuesta de la calle tampoco tardó en llegar. Desde el anuncio del presidente Ivanov hubo manifestaciones espontáneas. El miércoles por la noche más de 10.000 personas tomaron las calles de la capital del país. Los manifestantes se dirigieron hacia una de las oficinas del presidente y lanzaron huevos. Rápidamente los huevos se transformaron en piedras y poco tiempo después los manifestantes destrozaron la oficina de Ivanov al grito de “Makedonija”. Cuando la multitud se dirigía hacia la sede del partido de Gruevski la policía se lo impidió. El jueves nuevamente miles de personas han participado de manifestaciones exigiendo la renuncia del presidente. Por lo menos 13 personas fueron arrestadas por el momento.

Desde el año pasado Macedonia vivió varios movimientos sociales importantes. Podemos nombrar principalmente al movimiento estudiantil que logró hacer retroceder el gobierno de derecha ante un proyecto que amenazaba con degradar los diplomas de los estudiantes universitarios. Después de los estudiantes universitarios fueron los secundarios que entraron en lucha. Y finalmente en mayo de 2015 hubo un gran movimiento de contestación exigiendo la renuncia del gobierno de Gruevski empantanado en el escándalo de las escuchas ilegales.

Esta semana la contestación popular parece reactivarse. Por el momento no se puede decir si lograra a sacudir al régimen profundamente corrupto y vasallo del imperialismo (Macedonia se transformó en uno de los principales países de la “tercerización” de la represión de la UE contra los migrantes, especialmente en su frontera sur con Grecia. Lo que es seguro es que las masas aun no han dicho su última palabra frente a esta casta política corrupta que dirige al país. De hecho, cada vez más gente comienza a darse cuenta que deberán deshacerse de ella rápidamente.

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