Philippe Alcoy
Fuente: La Izquierda Diario
En un artículo publicado el 17 de junio, J. Peyrelevade explica por
qué Marine Le Pen, en el estado actual de la situación política y
económica a nivel nacional y europeo, no podría llegar al poder en 2017.
Es una historia sobre un artículo contra el Front National (FN)
francés. No fue escrito por un militante de izquierda ni por un grupo
antifa. No es tampoco la producción de un grupúsculo fascizante que
considera la línea del FN demasiado “blanda”. Es un artículo de Jean
Peyrelevade, un banquero y cronista económico del periódico vocero del
capital financiero francés Les Echos. El artículo publicado el 17 de junio explica por qué Marine Le Pen no podría llegar al poder en 2017.
Su razonamiento está guiado por la consideración de que “el que
quiera acceder al palacio del Eliseo no puede anunciar en su campaña
electoral su voluntad de salir de la zona euro”. Así, el cronista nos
invita a imaginar la situación de la siguiente manera: “supongamos que
la candidata [Marine Le Pen] se califique, luego de la primera vuelta de
la elección presidencial de 2017, para la segunda vuelta. Esta
hipótesis es plausible hoy en día, incluso probable. Supongamos aun que
de un debate a un mitin, de un programa de televisión a una declaración
solemne, ésta explique, dé detalle y subraye sus intenciones en términos
monetarios. Supongamos en fin que sus chances de ganar (…) sean serias.
¿Qué pasaría entonces durante las dos largas semanas que separan las
dos vueltas? El desastre económico, anunciado como una consecuencia del
abandono próximo del euro, se produciría mucho antes de que se produjera
la elección y se desarrollaría de forma tan violenta ente las dos
vueltas que las chances de victoria de la heroína del Front National
estarían arruinadas”.
Luego nos explica cómo concretamente se produciría tal caos
económico: “los inversores extranjeros serian evidentemente los primeros
en irse (…) ¿Por qué tomarían el triple riesgo de una devaluación de
sus activos, de un control del cambio le los inmovilizaría (…) y de un
default de sus socios franceses? (…) La fuga de los detentores
extranjeros de obligaciones francesas, que compraron dos tercios de la
deuda pública (1,3 billones de euros) provocaría una alza masiva de las
tasas de interés, el Estado francés sería declarado insolvente y habría
un efecto recesivo inmediato en el conjunto de la economía”.
Para evitar que algún dirigente del partido xenófobo que es el FN vea
en este análisis algún tipo de “confirmación” de sus tesis contra los
extranjeros, J. Peyrevalde previene: “los extranjeros no serían los
únicos implicados. Sea cual sea el nivel de sentimiento cívico, muchos
ciudadanos franceses transferirían sus cuentas al exterior (…) más vale
desplazarlas que verlas bloqueadas y su valor amputado (…) El stock
potencial que esto implicaría se estima a entre 700 y 800 mil euros.
Podemos ver que su traslado al exterior, por más que se diera
progresivamente, podría poner en bancarrota al conjunto del sistema
bancario”.
Todo este desarrollo lo lleva a una conclusión clara: “Marine Le Pen
no tiene ninguna posibilidad de llegar al poder mientras siga
declarándose abiertamente eurofóbica”.
Las contradicciones del FN con el gran capital francés
Tal sinceridad es muy rara en la prensa francesa. O tal vez podríamos
decir que este artículo es demasiado sincero a pesar de las intensiones
de su autor.
El artículo tiene el mérito de plantear de forma clara una de las
principales divergencias entre la gran patronal francesa y el FN. En
efecto, por más de que no haya ninguna duda en que el FN es un partido
que defiende el orden capitalista y el Estado imperialista francés,
ciertos aspectos de su programa están en contradicción con los intereses
estratégicos actuales de los capitalistas franceses. Mas claramente: lo
que le molesta a la burguesía francesa no es el carácter “extremo” del
FN, ni siquiera su falta relativa de experiencia en la gestión de las
instituciones o incluso sus discursos racistas. Lo que le molesta a la
burguesía es sobre todo su orientación eurofóbica. Efectivamente, sin
que haya cambios radicales en la situación política y económica a nivel
nacional e internacional, la reivindicación de salida del euro
constituye uno de los mayores obstáculos del FN hacia el poder.
Es en este sentido que afirmamos que sin el apoyo de por lo menos uno
de los sectores fundamentales del gran capital francés, la toma del
poder por el FN es prácticamente imposible. Esto no quiere decir
evidentemente que el FN no pueda ganar algunas municipalidades más o
menos importantes e incluso obtener algunos diputados y cargos
regionales. Esto no significa tampoco que el veneno racista que el
partido de Le Pen expele no sea el peor de los enemigos de la clase
obrera. Sin embargo, para cumplir las ambiciones presidenciales de
Marine Le Pen, en la situación actual, su partido debería efectuar un
reajuste político.
A su modo, el banquero Peyrevalde confía en la evolución política de
Marine Le Pen, al mismo tiempo que apunta una eventual contradicción
importante del FN: “[Marine Le Pen] es pragmática, probablemente
renunciará a la idea de salir del euro, por más que les pese a sus
satélites. Esto pondría sin embargo al conjunto del FN ante una
peligrosa contradicción. ¿Cómo asumir ser eurocompatible y abiertamente
racista?”. Esta seria en efecto una contradicción interna del FN pero no
para los capitalistas franceses que saben muy bien adaptarse a partidos
“eurofilos” y racistas al mismo tiempo…
Falsa democracia
El autor del artículo admite una cuestión tal vez más interesante
aun. Exponiendo claramente los mecanismos por los cuales los banqueros y
los grandes capitalistas hacen pesar su poder económico sobre el
conjunto de la sociedad cuando un evento político no les conviene,
Peyrevalde revela sin equívocos el carácter abiertamente antidemocrático
del capitalismo y de su falsa democracia. Los que hacer y deshacen
gobiernos en el marco del sistema capitalista en fin de cuentas no son
realmente los electores sino los capitalistas mismos.
En este caso particular el ataque fue contra el FN pero podría haber
sido tranquilamente contra un partido reformista de tipo Syriza (y ni
hablemos de un partido revolucionario) ya que como dice nuestro
cronista: “los partidos extremos son todos más o menos instalados en una
forma de delirio”. Linda forma de poner en un mismo plano la extrema
derecha y la izquierda.
De hecho, en su artículo nos explica también que en Grecia los mismos
mecanismos, puestos en marcha por los capitalistas locales y
extranjeros, están actualmente en acción: “desde principios de año la
política pretendidamente ‘anti austeridad’ de Syriza a llevado a que un
cuarto de los depósitos haya sido retirado y así a que se haya puesto al
conjunto del sistema bancario al borde de la bancarrota”.
En todo caso, de todos estos argumentos deberíamos sacar por lo menos
una lección clara: sin tocar a los intereses de los capitalistas, sin
quitarles su poder económico y por ende su capacidad de daño, es
imposible aplicar una política verdaderamente a favor de las clases
populares, de los explotados y de los oprimidos; una política que se
situaría del lado opuesto de la demagogia del Front National, incluso
sobre la cuestión de la UE y del euro. En este sentido, al mismo tiempo
que Peyrevalde lanza un llamado a la cordura a Marine Le Pen (ya que
nunca se sabe si en algún momento podría transformarse en una opción
coherente para la burguesía), podríamos decir que a su modo nuestro
banquero nos explica de manera muy concreta que querer reformar el
capitalismo en el marco de sus instituciones es simplemente una ilusión.
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