24.6.15

Marine Le Pen aún no convence a los banqueros


Philippe Alcoy
 
En un artículo publicado el 17 de junio, J. Peyrelevade explica por qué Marine Le Pen, en el estado actual de la situación política y económica a nivel nacional y europeo, no podría llegar al poder en 2017.


Es una historia sobre un artículo contra el Front National (FN) francés. No fue escrito por un militante de izquierda ni por un grupo antifa. No es tampoco la producción de un grupúsculo fascizante que considera la línea del FN demasiado “blanda”. Es un artículo de Jean Peyrelevade, un banquero y cronista económico del periódico vocero del capital financiero francés Les Echos. El artículo publicado el 17 de junio explica por qué Marine Le Pen no podría llegar al poder en 2017.

Su razonamiento está guiado por la consideración de que “el que quiera acceder al palacio del Eliseo no puede anunciar en su campaña electoral su voluntad de salir de la zona euro”. Así, el cronista nos invita a imaginar la situación de la siguiente manera: “supongamos que la candidata [Marine Le Pen] se califique, luego de la primera vuelta de la elección presidencial de 2017, para la segunda vuelta. Esta hipótesis es plausible hoy en día, incluso probable. Supongamos aun que de un debate a un mitin, de un programa de televisión a una declaración solemne, ésta explique, dé detalle y subraye sus intenciones en términos monetarios. Supongamos en fin que sus chances de ganar (…) sean serias. ¿Qué pasaría entonces durante las dos largas semanas que separan las dos vueltas? El desastre económico, anunciado como una consecuencia del abandono próximo del euro, se produciría mucho antes de que se produjera la elección y se desarrollaría de forma tan violenta ente las dos vueltas que las chances de victoria de la heroína del Front National estarían arruinadas”.

Luego nos explica cómo concretamente se produciría tal caos económico: “los inversores extranjeros serian evidentemente los primeros en irse (…) ¿Por qué tomarían el triple riesgo de una devaluación de sus activos, de un control del cambio le los inmovilizaría (…) y de un default de sus socios franceses? (…) La fuga de los detentores extranjeros de obligaciones francesas, que compraron dos tercios de la deuda pública (1,3 billones de euros) provocaría una alza masiva de las tasas de interés, el Estado francés sería declarado insolvente y habría un efecto recesivo inmediato en el conjunto de la economía”.

Para evitar que algún dirigente del partido xenófobo que es el FN vea en este análisis algún tipo de “confirmación” de sus tesis contra los extranjeros, J. Peyrevalde previene: “los extranjeros no serían los únicos implicados. Sea cual sea el nivel de sentimiento cívico, muchos ciudadanos franceses transferirían sus cuentas al exterior (…) más vale desplazarlas que verlas bloqueadas y su valor amputado (…) El stock potencial que esto implicaría se estima a entre 700 y 800 mil euros. Podemos ver que su traslado al exterior, por más que se diera progresivamente, podría poner en bancarrota al conjunto del sistema bancario”.
Todo este desarrollo lo lleva a una conclusión clara: “Marine Le Pen no tiene ninguna posibilidad de llegar al poder mientras siga declarándose abiertamente eurofóbica”.

Las contradicciones del FN con el gran capital francés

 

Tal sinceridad es muy rara en la prensa francesa. O tal vez podríamos decir que este artículo es demasiado sincero a pesar de las intensiones de su autor.

El artículo tiene el mérito de plantear de forma clara una de las principales divergencias entre la gran patronal francesa y el FN. En efecto, por más de que no haya ninguna duda en que el FN es un partido que defiende el orden capitalista y el Estado imperialista francés, ciertos aspectos de su programa están en contradicción con los intereses estratégicos actuales de los capitalistas franceses. Mas claramente: lo que le molesta a la burguesía francesa no es el carácter “extremo” del FN, ni siquiera su falta relativa de experiencia en la gestión de las instituciones o incluso sus discursos racistas. Lo que le molesta a la burguesía es sobre todo su orientación eurofóbica. Efectivamente, sin que haya cambios radicales en la situación política y económica a nivel nacional e internacional, la reivindicación de salida del euro constituye uno de los mayores obstáculos del FN hacia el poder.

Es en este sentido que afirmamos que sin el apoyo de por lo menos uno de los sectores fundamentales del gran capital francés, la toma del poder por el FN es prácticamente imposible. Esto no quiere decir evidentemente que el FN no pueda ganar algunas municipalidades más o menos importantes e incluso obtener algunos diputados y cargos regionales. Esto no significa tampoco que el veneno racista que el partido de Le Pen expele no sea el peor de los enemigos de la clase obrera. Sin embargo, para cumplir las ambiciones presidenciales de Marine Le Pen, en la situación actual, su partido debería efectuar un reajuste político.

A su modo, el banquero Peyrevalde confía en la evolución política de Marine Le Pen, al mismo tiempo que apunta una eventual contradicción importante del FN: “[Marine Le Pen] es pragmática, probablemente renunciará a la idea de salir del euro, por más que les pese a sus satélites. Esto pondría sin embargo al conjunto del FN ante una peligrosa contradicción. ¿Cómo asumir ser eurocompatible y abiertamente racista?”. Esta seria en efecto una contradicción interna del FN pero no para los capitalistas franceses que saben muy bien adaptarse a partidos “eurofilos” y racistas al mismo tiempo…

Falsa democracia

 

El autor del artículo admite una cuestión tal vez más interesante aun. Exponiendo claramente los mecanismos por los cuales los banqueros y los grandes capitalistas hacen pesar su poder económico sobre el conjunto de la sociedad cuando un evento político no les conviene, Peyrevalde revela sin equívocos el carácter abiertamente antidemocrático del capitalismo y de su falsa democracia. Los que hacer y deshacen gobiernos en el marco del sistema capitalista en fin de cuentas no son realmente los electores sino los capitalistas mismos.

En este caso particular el ataque fue contra el FN pero podría haber sido tranquilamente contra un partido reformista de tipo Syriza (y ni hablemos de un partido revolucionario) ya que como dice nuestro cronista: “los partidos extremos son todos más o menos instalados en una forma de delirio”. Linda forma de poner en un mismo plano la extrema derecha y la izquierda.

De hecho, en su artículo nos explica también que en Grecia los mismos mecanismos, puestos en marcha por los capitalistas locales y extranjeros, están actualmente en acción: “desde principios de año la política pretendidamente ‘anti austeridad’ de Syriza a llevado a que un cuarto de los depósitos haya sido retirado y así a que se haya puesto al conjunto del sistema bancario al borde de la bancarrota”.

En todo caso, de todos estos argumentos deberíamos sacar por lo menos una lección clara: sin tocar a los intereses de los capitalistas, sin quitarles su poder económico y por ende su capacidad de daño, es imposible aplicar una política verdaderamente a favor de las clases populares, de los explotados y de los oprimidos; una política que se situaría del lado opuesto de la demagogia del Front National, incluso sobre la cuestión de la UE y del euro. En este sentido, al mismo tiempo que Peyrevalde lanza un llamado a la cordura a Marine Le Pen (ya que nunca se sabe si en algún momento podría transformarse en una opción coherente para la burguesía), podríamos decir que a su modo nuestro banquero nos explica de manera muy concreta que querer reformar el capitalismo en el marco de sus instituciones es simplemente una ilusión.

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