Philippe Alcoy
Fuente: La Izquierda Diario
La semana pasada luego de que el primer ministro griego, Antonis
Samaras, anunciara la organización de elecciones presidenciales
anticipadas hubo un movimiento de pánico en los mercados. Temiendo una
posible desestabilización de la situación política y la llegada de
Syriza al poder, los inversores vendieron en masa sus activos griegos lo
que provocó una caída de 13% en la bolsa de Atenas en un solo día. Tal
caída no sucedía desde 1987. Pero ¿qué es lo que está en juego detrás de
esta decisión del gobierno griego? ¿Cuáles son las perspectivas para
las clases populares en caso de que Syriza llegue al poder?
Adelantar las elecciones presidenciales para el 17 de diciembre
cuando debía llevarse a cabo recién en febrero es sin lugar a dudas una
apuesta arriesgada del primer ministro conservador griego. Es que para
que su candidato, Stavros Dimas (un ex comisario europeo al
medioambiente), sea electo, en una elección de tres turnos, debe obtener
ya sea 200 votos de diputados en los primeros dos turnos o 180 en la
tercera vuelta el 29 de diciembre. Sin embargo, la coalición
gubernamental (formada por la Nueva Democracia –derecha- y el PASOK
–“socialistas”) solo cuenta con 155 diputados de los 300 que tiene el
parlamento.
Si al cabo de tres intentos el parlamento se revela incapaz de elegir
un nuevo presidente, el gobierno deberá llamar a elecciones anticipadas
en un lapso de 40 días.
Lo que enloquece a los mercados y a la UE es que en caso de
elecciones anticipadas, los sondeos dan como favorito a Alexis Tsipras
de Syriza.
¿Por qué esta maniobra arriesgada de Samaras?
Muchos se interrogan sobre las motivaciones de Samaras para adelantar
en dos meses la elección del nuevo presidente en el parlamento. Desde
ya podríamos señalar la deterioración de la situación política del
gobierno desde hace varias semanas. Esto se basa en una situación social
y económica catastrófica para las clases populares. Samaras contaba con
el anuncio del fin de la tutela de la Troika para intentar ganar un
poco de crédito frente a su principal rival, Syriza. Pero los dirigentes
de la UE y del FMI estimaron que aun no era el momento y prolongaron su
tutela sobre Grecia por lo menos dos meses más.
Esto fue un revés importante para Nueva Democracia (ND). La ventaja
de Syriza sobre ellos podría aumentar de no hacer algo pronto. En ese
sentido, ya que de todos modos se iría a elecciones anticipadas, era
mejor acelerar el proceso antes de que la diferencia en las intenciones
de voto sea demasiado favorable a Syriza.
Pero esta “apuesta arriesgada” de Samaras podría representar también
una forma de presionar a la Troika. En efecto, para desbloquear el
último tramo del paquete de “ayuda financiera”, se le exige al gobierno
griego aplicar nuevas medidas de austeridad. Samaras se opone a esto…
por lo menos hasta lograr algún tipo de estabilización política de su
coalición. Agitar la amenaza de una llegada de Syriza al poder puede
constituir un hándicap para que la Troika ceda y haga algunas
concesiones a Samaras. De este modo podría presentarse como un hombre
político que conserva su “independencia” con respecto a los acreedores
del país.
¿Las elecciones generales anticipadas son realmente inevitables?
Una pregunta se plantea: ¿el candidato a la presidencia de ND tiene
alguna chance de ser electo? En efecto, a pesar de un número de
diputados insuficiente para consagrar a su candidato, la coalición en el
poder puede aun esperar recoger suficientes votos de acá al 29 de
diciembre.
A la coalición en el poder le faltan 25 votos para llegar a los 180
necesarios en la tercera vuelta de la elección. Para esto, Samaras
cuenta con la presión interna y externa sobre un grupo de 24 diputados
“independientes” (que rompieron ya sea con ND ya sea con el PASOK).
También pretende presionar a los diputados de los “Griegos
Independientes” (un partido soberanista de derecha que rompió con ND
hace algún tiempo por oponerse a las políticas austeridad impuestas por
la Troika).
Pero Samaras estima que podría contar con los votos de algunos del os
parlamentarios de DIMAR (la Izquierda Democrática), un ex socio de
coalición que rompió luego del cierre abrupto de la TV pública en junio
del 2013. En efecto, como ejemplo claro de una casta de políticos
profesionales sin escrúpulos, muchos de los diputados de DIMAR podrían
verse tentado a votar por el candidato de Samaras ya que en caso de
elecciones generales anticipadas podrían perder sus puestos. Sin
embargo, la prensa afirma también que DIMAR ya estaría negociando con
Syriza.
La Troika quiere imponer sus preferencias
Políticamente hablando, la elección del candidato de Samaras
significaría una victoria muy importante para los representantes de la
“Troika interna”. Sería en efecto una forma de evitar las elecciones
generales anticipadas y una posibilidad de intentar quedarse en el poder
hasta por lo menos 2016 y continuar aplicando las medidas de austeridad
exigidas por la Troika.
Los acreedores de Grecia son conscientes de esto y no dudaron en
pronunciar claramente su preferencia. Así, el luxemburgués Jean-Claude
Junker, el presidente de la comisión europea, amigo de las
multinacionales que no pretenden pagar impuestos, exprimía hace unos
días su deseo de ver “caras conocidas” en la presidencia griega
(refiriéndose explícitamente al candidato de la coalición en el poder
que fue comisario europeo). Al mismo tiempo advertía a los electores de
los peligros de “votar mal”. El francés y miembro del Partido
Socialista, Pierre Moscovici, en su nueva función de comisario de los
asuntos económicos de la UE, viajó este lunes y aportó su apoyo a
Samaras.
El único eje de campaña que hasta el momento viene desarrollando
Samaras y sus socios es el de la amenaza del “caos” que representaría la
llegada al poder de Syriza. Este discurso no solo es utilizado al
interior del país sino que es repetido en el exterior por la prensa
capitalista. El ejemplo más caricatural es sin dudas el del gerente de
Capital Group, John Sporter que declaraba que una victoria de Syriza
“sería peor que el comunismo”…
¿Syriza un peligro para el capitalismo?
Esta actitud alarmista es considerada desmedida y es criticada por
otros sectores del gran capital. Así, en el Wall Street Journal se podía
leer una crítica afirmando que “Samaras quiere asustar a los electores
en vez de convencerlos”.
Con respecto a la “peligrosidad” de Syriza, es el Financial Times que
intentaba relativizar en un artículo del 10 de diciembre: “el pánico
reciente de los mercados es contradictorio con el hecho que Tsipras
viene moderando su retórica desde que Syriza ganó las elecciones
europeas en mayo (…) [Tsipras] expresa una devoción por el euro al mismo
tiempo que su equipo económico organiza regularmente conferencias
internacionales en un esfuerzo de tranquilizar a los capitales de que un
gobierno de izquierda sería capaz de manejar el problema de la deuda y
no se opondría a la inversión extranjera (…) Ciertos responsables de
Syriza tienen igualmente contactos regulares con oligarcas griegos”.
Más allá del hecho que estos periódicos expresen los intereses de
ciertos sectores del capital a los que les convendría cierto grado de
desestabilización de la UE, en sus análisis avanzan elementos
innegables. Efectivamente, desde las elecciones de mayo último Syriza
profundizó la moderación de su discurso adoptando cada vez más una
postura de “partido responsable”, capaz de gestionar de forma “realista”
el Estado.
Es así que un cuestionamiento incluso muy parcial del capitalismo es
inexistente en el discurso de los dirigentes de Syriza. Es verdad que
sus promesas limitadas de anulación de ciertas deudas privadas de
particulares, de contratación de empleados estatales, de aumentación del
salario mínimo, de renegociación de la deuda fueron suficientes para
espantar a los especuladores. Sin embargo, está más que claro que este
programa de medidas parciales no es de ninguna manera una amenaza para
el capitalismo griego o europeo.
Habría que agregar a todo esto que en caso de elecciones generales
anticipadas, no es seguro que Syriza obtenga la mayoría absoluta,
incluso con el “bonus” anti-democratico de 50 parlamentarios
suplementarios para el partido que llegue a la cabeza. Esto obligaría a
Tsipras tener que encontrar socios para formar una coalición de
gobierno. Se especula con que se asocie con una parte del PASOK o con
una nueva formación centrista-liberal formada por ex miembros del PASOK,
To Potami. Estas alianzas no harían más que presionar aun más a Syriza
hacia una senda de moderación.
Es necesario que las clases populares retomen las calles
Muchas son las especulaciones sobre un eventual gobierno de Syriza.
Algunos hablan de un desastre total, de la expulsión de Grecia de la
eurozona. Otros piensan que Tsipras podrías mostrarse concienzudo y
conducir el país responsablemente negociando con los acreedores.
Sea cual sea la postura más o menos en oposición a los dictados de la
Troika de un eventual gobierno de Syriza, lo que está claro es que los
dirigentes de este partido no parece dispuestos a avanzar sobre la
propiedad capitalista y sobre los intereses de la burguesía local e
internacional en el país para satisfacer las necesidades de las masas.
Menos aun parecen interesados en movilizar a las masas en las fábricas,
en los lugares de trabajo y de estudio.
En ese sentido, lo que parece más que probable es que un gobierno de
Syriza decepcione a muchos, lo que podría tener consecuencias nefastas
para el conjunto de los oprimidos y explotados. Es que por más que no
podamos excluir una nueva oleada de la lucha de clases motivada por las
decepciones de un gobierno reformista o frentepopulista y que de este
modo tendencias revolucionarias se refuercen, hoy en día el que parece
más preparado para capitalizar la decepción con un gobierno de Syriza es
el partido neonazi Amanecer Dorado.
Es por eso que la perspectiva no puede ser la del gobierno de tal o
tal organización reformista que “suavice” los efectos de los ataques
capitalistas sino la movilización independiente de los trabajadores y
trabajadores, aliados a la juventud precarizada y a todos los sectores
oprimidos por este sistema y su crisis para imponer su propias
reivindicaciones económicas y sociales.
16/12/2014.
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