30.10.20

Jugando con balas


Jugando con balas, al borde de un inmenso patio. 18 hoyos baldíos. 1400 familias aglomeradas a la vuelta del 17 de Octubre. Peronchos armados. Por el Estado. 1400 familias de niños jugando al fútbol en una cancha embarrada en estado de shock. Country, donde vive el peroncho comandante en jefe. Abajo la casilla. Fuego al colchón. “Hermoso día de desalojo”. Casillas no más. Más garitas. Dejá esa muñeca para atrás, es hora de jugar con balas. Los tres chanchitos. Los lobos de los cerdos burgueses. Soplaron con las manos sucias de sangriento fuego. Y 18 hoyos de balas en manos de niña que no juega más con muñeca. Con la muñeca esposada ahora juega. Esposa e hijos, indocumentados por el fuego. Ni tuvieron tiempo para reprimir pacíficamente. “Volveremo’, volveremo’”. Peronchos terratenientes, tenientes, mientes. Falso hablar de pobre no instruido escrito con lágrimas de amargura versadas en testimonio de esperanza destruida, de esos recuerdos que no se olvidan más. Tiren las casillas. Quemen las casillas. Que sea irreversible. Bum bum en la chapa. Bum bum en el cuero. Bum bum en el techo. Bum bum el palazo. Bum bum matracazo. Que no quede ni un pedazo. Peroncho propietario. Amabilidad de informar. Bum bum. Suenan los tambores. Cristi bum bum. Abran camino. Con H. Habrán caminos para la vuelta y revolcarlo al peroncho. Niña juega, bala en mano, a la muñeca esposada con cadenas resquebrajadas, bajo el óxido de un techo en llamas de una casilla de chapas inclinada. La patota y la juventud dorada a lo lejos, coreando cordones policiales, dan la espalda, ocupados en su cantar. “Volveremo’, volveremo’”…

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